Por: Lic. José de Jesús Aguilar Carrasco
Y los acomodos han comenzado a
concretarse, escenarios que en este mismo espacio fuimos dando cuenta uno a
uno, es decir; a prácticamente dos semanas de que fenezca este ajetreado y
accidentado 2017, todos aquellos que aspiran a ocupar un cargo de elección
popular para la elección más importante en la historia del México moderno están
prácticamente definidos.
Por un lado un eterno, anquilosado, falto de discurso
y sobre todo sin la mínima idea de un proyecto de nación ideal acorde a las
circunstancias actuales encabezara la candidatura de su partido que por cierto
desde el nombre y desde su acrónimo pretende tener identidad con el pueblo de
México, característica que olvida el candidato eterno no es uniforme, pues dada
la riqueza de este país y sus condiciones pluriculturales se presenta mucho más
complejo de lo que piensa; por otro lado y utilizando los calificativos de una
mujer de Estado como es Beatriz Paredes el muchachito pendenciero lejos de unir
a la derecha mexicana y lejos de enarbolar los ideales de sus pensadores en
México como Mario Gómez Morín o Luis Calderón Vega y con un capricho a priori
impulso una coalición cuyo único objetivo reducido por cierto es únicamente
electorero pues, si en las leyes de la física el agua y el aceite no pueden
mezclarse, lo que hoy representa un frente resulta ser un bodrio condenado al
fracaso, esto sin tener en consideración que los líderes reales de Acción
Nacional que durante años lucharon por tener una mayor participación en la
política mexicana, hoy simple y llanamente por dignidad se quedaran cruzados de
manos; y entonces Ricardito podrá presumir que logro ser candidato pero cuando
menos no en esta presidente de la Republica.
Un tercero de los contendientes
con capacidad intelectual indiscutible, con transición política intachable, sin
filiación política que lo sujete a decisiones partidarias, más cerca de una
condición ciudadana que de una ideología partidista, conocedor por formación de
los pesos y contrapesos que el Estado Republicano debe garantizar, experto en
la volatilidad económica mundial, honesto por convicción y con mínimas
probabilidades de una descalificación de corrupción, así transita el eventual
candidato del PRI a la presidencia de la República, un hombre que no solo
convencerá a los correligionarios de las dos fuerzas políticas que cuando menos
hasta hoy lo abanderan ya como su candidato, sino también de aquellos que
sintiendo la traición y la ambición equivoca de Ricardito, conociendo al
candidato tricolor, no habrán de tener empacho en apoyarlo.
Ya lo hicieron
público varios diputados federales y senadores del PAN cuando refirieron que
José Antonio Meade es un hombre en el que confían y que su experiencia y
desempeño en el ejercicio público está sujeto a cualquier prueba.
Finalmente ya
muy en el camino se quedarán los candidatos Ciudadanos, el Bronco que
representa una falacia electoral y un engaño atroz a los votantes, pues pocos
conocen la forma en como su “candidatura ciudadana” llego a ser la triunfadora
en uno de los estados más importantes del país, en donde por cierto si hoy les
preguntáramos a los nuevoleonenses que opinión tienen de su gobernador, nos
daríamos cuenta que no tiene la mínima posibilidad de triunfo y al último el
candidato hipócrita, quien es producto del propio sistema y del que su padre
vivió y convivió por décadas, Pedro Ferriz de Con, quien muy a su pesar no sube
ni un milímetro en su aspiración presidencial. Hoy critica, señala, juzga, pero
en el sexenio anterior se limitó a ser parte del propio esquema de gobierno y
entonces incluso defendió, pero su mayor molestia es que le cayeron en “la
maroma”, ¿se acuerda Usted?.
En fin, las elecciones no se ganan con mensajes en
redes sociales, una elección y mucho más una tan importante como la del año que
entra en donde las estructuras electorales serán las que por supuesto
garanticen el triunfo del próximo presidente de la república, y como lo que se
ve no se juzga, solo existe en este momento una fuerza política con la
suficiente capacidad electoral real de carne y hueso, las demás son intentos,
otras están fracturadas. El presidente de este país para los próximos seis
años, es eventualmente el que logró el acuerdo de las más importantes fuerzas
políticas reales y no sostenidas en falsos augurios.